miércoles, 3 de junio de 2015

Origen e historia.

   El origen del cine se remonta al 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Lumière, proyectaron imágenes en movimiento frente a una audiencia. También produjeron una serie de cortometrajes documentales que tuvieron gran éxito en su momento, con temáticas como obreros a la salida de una fábrica, un jardinero regando el césped, la olas rompiendo en la orilla. Su cortometraje más impresionante fue el de un tren del correo avanzando hacia el espectador, lo que producía gran conmoción en el público.

   En 1896, el ilusionista francés Georges Méliés, demostró ya en el origen del cine, que este instrumento servía no sólo para reproducir la realidad, sino que podía falsearla, con lo que surgió el cine de una sola bobina.

   Méliés rodó el primer filme de larga duración, de quince minutos, “El caso Dreyfus” (1899) y en 1900, filmó “Cenicienta” de 20 escenas. Pero sus filmes más notables son “Viaje a la luna” de 1902, “Alucinaciones del barón de Münchhausen”, donde experimenta con los trucos fotográficos. Descubrió que si se detenía la cámara en medio de una toma y se reorganizaban los elementos de la escenografía, antes de continuar, se podía crear la ilusión del movimiento de objetos, o la desaparición, entre otros. También experimentó con superposiciones, retrocediendo la película antes de comenzar la siguiente toma, de forma que se superpusieran las imágenes. Sus cortometrajes obtuvieron éxito mundial inmediato.
En el estudio de Edison en Estados Unidos, Edwin S. Porter unió el estilo documental de los Lumiére y las fantasías de Méliés, para dar origen al cine de ficción. Produjo la primera película norteamericana de interés, “Asalto y robo de un tren” en 1903, con una duración de 8 minutos. Incluía innovaciones como el montaje de escenas filmadas en distintos momentos y locaciones, componiendo una unidad narrativa.

   Entre 1909-1912, Motion Picture Patentes Company (MPPC), controlaba todos los aspectos de la flamante industria del cine. Este grupo de productores limitó la duración de las películas, que podían tener una o dos bobinas. Esta agrupación fue disuelta en 1912, permitiendo a las compañías independientes producir sus películas y exhibirlas, lo que permitió la difusión del cine europeo de calidad en Estados Unidos.
Para 1912, el cine italiano era el más poderoso, con 717 producciones. Esto provocó la reacción de los productores norteamericanos, que aumentaron la duración de las películas y otorgaron mayor libertad a los directores. Esto motivó una expansión del cine norteamericano.
   
   Entre 1915-1920, las salas de cine norteamericanas se multiplicaron, y la industria cinematográfica se trasladó a Hollywood en Los Ángeles, donde productores independientes fundaron sus propios estudios. (Thomas Harper Ince, Cecil B. De Mille, Mack Sennett).

  La demanda creciente fue cubierta con cientos de películas al año, en su mayoría, westerns, comedias de pastelazos y melodramas elegantes.
 Le Voyage dans la Lune                                     













                                                                            Los hermanos Lumière.








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